En el Centro de Psicología realizamos tanto intervenciones psicológicas como valoraciones psicométricas para diagnosticar distintos trastornos o capacidades.
En las intervenciones psicológicas existen una serie de fases:
EVALUACIÓN (recopilación de información), HIPÓTESIS EXPLICATIVA (origen del problema y mantenimiento), TERAPIA (habilidades y técnicas para la resolución del problema) y SEGUIMIENTO.
Evaluación
Se realizan de dos a cuatro entrevistas de EVALUACIÓN y una sesión de devolución del plan de tratamiento, a razón de una sesión por semana. En la fase de EVALUACIÓN es importante que se recoja toda la información posible sobre el problema del paciente y éste debe ser sincero para que la terapia sea eficaz.
Hipótesis
En la fase de HIPÓTESIS se explica el origen del problema y la terapia a aplicar.
Tratamiento
En cuanto a las sesiones de la fase de TRATAMIENTO éstas se van espaciando en función de los objetivos y de la evolución de los pacientes. De forma general los tratamientos suelen tener una duración media de entre tres y seis meses; con un periodo posterior de SEGUIMIENTO en el que se va acordando distanciar las sesiones de seguimiento.
En el Centro todas las consultas psicológicas tienen una duración aproximadamente de una hora.
Las valoraciones psicométricas ayudan a diagnosticar diferentes trastornos o capacidades como el Trastorno por Déficit de Atención con y sin Hiperactividad (TDAH-TDA) en niños, adolescentes y adultos; Trastorno del Espectro Autista (TEA); dificultades del lenguaje; dificultades del aprendizaje y evaluación de el Cociente intelectual.
Estas valoraciones consisten en la realización de pruebas y test estandarizados, su corrección e interpretación e informe escrito de diagnóstico, tratamiento y/o recomendaciones.
Adultos
La mayoría de los modelos teóricos que estudian el periodo adulto de la vida tratan de proporcionarnos una visión global de los distintos procesos de la evolución y cambio que tienen lugar a lo largo de esta extensa etapa de la vida. Estos modelos, dividen el periodo adulto en:
Adultez temprana: Entre los 18 y los 40 años aproximadamente y que supone la culminación del ciclo vital. Es una época propicia para materializar los sueños de juventud, en donde se selecciona una profesión, se consigue un lugar en la sociedad, se funda y crea la propia familia, y se adquiere una ideología propia.
Adultez media o madurez: Entre los 40 y 60 años. En ella algunas habilidades, capacidades y destrezas decrecen, pero son suplidas por la experiencia y madurez. Es una época de estabilidad, el individuo se preocupa de la crianza y educación de los hijos, mantiene la competencia en el campo profesional y laboral, existiendo una proyección hacia el mundo exterior en donde se comienza a interesar por actividades y responsabilidades de grupo, asuntos económicos y comunitarios y por último se aceptan los cambios fisiológicos de la edad y se produce una adaptación a ellos.
Adultez tardía o vejez: 65 años en adelante. En ella se produce un declive de la fuerza, habilidades y destrezas físicas, el individuo se repliega e interioriza ya que se produce una pérdida de responsabilidades profesionales y familiares. Además se vuelve más realista, se interesa más por las recompensas a corto plazo y debe de asumir la pérdida del cónyuge e incluso su propia vida.
Teniendo en cuenta los distintos procesos de la evolución y cambio que tienen lugar en esta etapa de la vida, muchas personas sufren, a lo largo de esta, algún trastorno psicológico en cuyo origen y mantenimiento intervienen tanto mecanismos relacionados con el propio funcionamiento del trastorno, como dificultades personales y ambientales.
De este modo, en el Centro el objetivo de los tratamientos es definir esos mecanismos y determinar los factores personales, familiares, laborales, y sociales que pueden tener fuerte influencia en el origen y mantenimiento de los trastornos, para generar, un tratamiento estructurado que aumente el conocimiento de lo que ocurre, así como de las estrategias que puedan favorecer la adaptación de la persona y la eliminación o reducción del trastorno que padece.
Adolescentes. Trastornos de la conducta alimentaria
Creemos que la adolescencia es una edad a la que debemos prestar una especial atención, ya que es una etapa de transición de la infancia a la edad adulta. Aunque no es necesariamente de un periodo crítico, es en esta etapa de la vida donde surgen algunos de los principales conflictos psicológicos (dificultades para la aceptación de la propia imagen, problemas en el contexto familiar y en las relaciones interpersonales, inadaptación social, etc); por ello, creemos que debemos orientar y asesorar al adolescente y a sus familiares, prevenir los trastornos que aparecen con frecuencia en la adolescencia y, en caso necesario, ofrecer la intervención que favorezca la salud mental.
En relación con los trastornos alimentarios, diremos que pese a vivimos en una sociedad de la abundancia en donde la disponibilidad y el acceso a la comida es relativamente fácil; los problemas han aumentado y son representativos en una sociedad de la abundancia.
Niños
Pese a que ha descendido significativamentela natalidad en las últimas décadas; los problemas de los niños han aumentado; si bien es cierto que existe una mayor preocupación por ellos. Esta preocupación se debe a que es en los niños (también en los adolescentes) donde surgen por primera vez algunos de los trastornos clínicos que pueden cronificarse durante años o persistir durante toda su vida.
Debido a ello, se ha elevado el interés en los últimos años por la evaluación, la psicopatología, la etiología y el tratamiento de los distintos trastornos psicopatológicos y de conducta en los niños.
Es importante mencionar que los niños no acuden a la consulta por propia iniciativa ni se perciben a sí mismos como sujetos susceptibles de evaluación y tratamiento; de esta forma el motivo de consulta, viene condicionado por los valores de los adultos y sus expectativas sobre los niños (variables ambientales).
En el Centro evaluamos el problema teniendo en cuenta que los padres (y otros adultos) forman, en menor o mayor grado, parte de la génesis, evolución y mantenimiento del problema. A menor edad del paciente, tenemos una mayor necesidad de recurrir a sus padres o a personas allegadas al niño para un buen proceso terapéutico.
En la consulta hemos de tener en cuenta que la información que nos puede transmitir un niño es mucho más limitada que la de un adulto y la de un adolescente, ya que éstos pueden tener dificultades (de expresión verbal, deficiencias cognitivas, etc.) y miedos o distorsiones en sus explicaciones ya que no conocen al profesional.
Parejas
La estructura de la pareja, está determinada por la evolución y cambio de la sociedad y es diferente en cada contexto (religioso, económico o geográfico), pese al proceso de globalización en el que estamos inmersos. En la sociedad occidental existe la certeza de que la relación de pareja está en crisis, ya que los cambios sociales que vivimos han propiciado e incrementado los problemas de relación. Uno de los pilares de nuestra salud psicológica tiene que ver con estas relaciones, ya que la relación de pareja puede actuar como fuente de estrés o como sistema de apoyo emocional y social que favorezca la satisfacción y bienestar del individuo.
El conocimiento de la estructura de la pareja en cada situación social, permite a la terapia establecer áreas de actuación que van a aumentar su eficacia y ampliar su campo de acción, así el objetivo de la intervención psicológica debe ser identificar los factores tanto individuales como relacionales que generan y mantienen los estilos conflictivos dentro de ésta.
Se debe establecer un plan estructurado de intervención dirigido a eliminar o reducir estos factores y así poder mejorar la calidad en la relación y la satisfacción individual. Por ello, la terapia de pareja debe consistir en: ENTRENAR HABILIDADES PARA RESOLVER CONFLICTOS DE COMUNICACIÓN, AUMENTAR LA SATISFACCIÓN MUTUA, ENTENDER AL OTRO, ACEPTARLO, MANEJAR LOS CONFLICTOS, ABORDAR PROBLEMAS FAMILIARES Y ABORDAR PROCESOS DE SEPARACIÓN.
Familias
Los miembros de la familia siempre están en constante cambio, la conducta de un miembro de la familia no se puede entender separada del resto de sus miembros; así la familia a su vez también cambia, por lo que debemos considerar que la familia es más que la mera unión de sus componentes.
Estos cambios que son inevitables debido al tránsito de una etapa del ciclo vital a otra en ocasiones provocan desacuerdos, incomprensión, tensiones y conflictos que pueden dañar las relaciones familiares. Las acciones de cualquier miembro de la familia influyen en los demás, y éstas a su vez, en éste, formando una pauta recurrente.
La terapia familiar interviene activamente en la familia para modificar las secuencias comunicativas defectuosas, facilitando el diálogo, y para recuperar o modificar vínculos afectivos y para mejorar las relaciones que puedan estar dañadas.
El objetivo de la terapia es ayudar a los componentes de la familia y a la familia en su conjunto a vivir lo más felizmente posible.
En relación con los niños y adolescentes implicar a la familia permite una comprensión más amplia del problema que puedan presentar y la mejoría del niño o adolescente supondrá una gran tranquilidad y una mejor calidad de vida a toda la familia.