NOSOTROS - Fernando Beltrán

NOSOTROS

DSC_0656 - copia

Fernando Beltrán.

 

Como psicólogo mencionaré que los terapeutas de la salud mental son profesionales especializados y científicos del comportamiento humano. Nuestro trabajo se desarrolla, día a día, con personas que se encuentran en un momento difícil de su existencia o que se enfrentan a problemas que requieren del análisis y el asesoramiento de un especialista. Los profesionales contamos con herramientas y con técnicas para poder realizar evaluaciones, establecer diagnósticos y proponer el tratamiento más adecuado para poder abordar los problemas de los clientes. En ocasiones las personas que acuden a la consulta puede que no cumplan el diagnóstico de un trastorno ya que acuden al psicólogo simplemente cuando se sienten mal y por ello, como profesionales debemos ayudarles a entender los motivos de lo que les ocurre, a entenderse, a que encuentren los recursos necesarios para alcanzar objetivos que quieren conseguir y a prevenir posibles problemas que les ayuden a sentirse más estables y fuertes en el día a día.
Con respecto a la dicotomía normal-patológico abogo por respuestas más humanas y efectivas para el tratamiento de personas, considerando el problema de una persona como una crisis y no solo como un diagnóstico.
En la intervención con las personas existen una serie de factores relevantes que el profesional debe identificar si tenemos en cuenta que las técnicas solo contribuyen en un 15% (Lambert, 1986). Este bajo porcentaje que se le atribuye a las técnicas debe hacernos reflexionar sobre el papel de los factores del propio cliente (como la conciencia del problema, su actitud hacia éste, su motivación para el cambio, etc); las habilidades y formación del profesional y la relación terapéutica entre el cliente y el profesional. Estos factores al parecer son los que más afectan al resultado global de la psicoterapia y por lo tanto son los factores relevantes que pueden influir a la hora de la intervención.
En relación con la intervención en población infantojuvenil creo importante la adaptación al proceso terapéutico a estas edades, estas intervenciones deben ser cortas pero a la vez válidas y eficaces. Debemos construir una fuerte alianza terapéutica, siendo éste un factor fundamental en los tratamientos infantojuveniles, sin el cual ninguna de las técnicas o herramientas que utilicemos llegarían a buen puerto. Digo esto, ya que en la consulta he observado que la relación del psicólogo con el niño/adolescente posee unas características distintas según la edad del paciente:
1-HASTA LOS 5 AÑOS: esta relación está mediatizada por los adultos y fundamentalmente por la madre (hasta los 3-4 años su colaboración es imprescindible); y su información es vital en el proceso diagnóstico, ya que el niño no puede expresarse adecuadamente. En muchas ocasiones los niños experimentan y expresan fatiga, aburrimiento, dolor, etc; siendo en estos casos cuando debemos interrumpir la entrevista. Cuando los niños tienen entre 4 y 5 años podemos utilizar herramientas como el juego (libre o semiestructurado), el dibujo y la expresión plástica, ya que aunque la madre se ausente de la consulta son herramientas que acepta el niño. A partir de los tres años se puede explicar al niño que hace en la consulta mediante palabras acompañadas por muñecos.
2- DE LOS 6 A LOS 8: podemos utilizar como estrategias de entrevista el juego y el dibujo, ya que así se expresan de forma espontánea y fácil.
3- DE LOS 9 A LOS 11: podemos utilizar el lenguaje para exponer el motivo de consulta y para dialogar sobre la situación, aunque la mediación e intervención de los padres, sigue siendo imprescindible.
4- DE LOS 12 A LOS 18: las figuras parentales ya no tienen el protagonismo que tienen en edades menores ya que la relación es más directa y estos pacientes ya poseen capacidad de reconocer que tienen un problema (además de capacidad verbal para hablar de su preocupación). También tienen la suficiente capacidad introspectiva para analizar las cuestiones que se les plantea y analizar las causas de lo que les ocurre y su propia responsabilidad personal. A estas edades, ya son capaces de anticipar los posibles cambios que mejorarían su problema o preocupación. Sin embargo, también pueden tomar decisiones que van desde colaborar abiertamente con nosotros hasta rechazar u oponerse a nuestra ayuda.
Por último no debemos olvidar que la profesión de psicólogo acarrea de forma constante tomar decisiones tanto técnicas, como morales, por lo que es necesaria una formación específica que pueda resolver dilemas éticos.

Psicólogo colegiado nº: CV-12.788 (Colegio Oficial de Psicólogos de la C. V.).
Estudios de Licenciatura de Psicología (especialidad en clínica) en la Universidad O. de Cataluña.
Estudios de Licenciatura de Biología en la Universidad de Valencia.
Máster en Neuropsicología (C.E.).
Practicas en  la USM  y  la UCA del Centro de Salud de Alzira (Dep. de Salud de la Ribera).
Prácticas en la USMIA y la UTCA del Centro de Salud I. de Sueca  (Dep. de Salud de la Ribera).
Experto en estrés por la UOC.
Experto en nutrición y salud por la UOC.
Diploma en neuropsicología infantil por el COPCV.
Técnico en  prevención de riesgos laborales por la U. Politécnica de Valencia.
Tutor de prácticas formativas externas de la Universidad de Valencia y la FUEV.